The Irishman

Cine en estado puro

Scorsese ya no tiene nada que demostrar, su maestría es incuestionable, aun así, no tiene reparos en dejarnos ver el amor a su oficio, en El Irlandés, estamos acudiendo a una clase maestra de cine en todos los aspectos.

La nueva cinta de Martin Scorsese ha levantado muchas discusiones en torno a diversos temas, lo que pone en evidencia la capacidad que tiene el director para seguir siendo vigente en una industria dominada por los blockbusters, pero también es la demostración de la pertinencia que tiene una película con una factura así en una época como esta. Lo único sobre lo que no se puede discutir, es su apabullante calidad.

A lo largo de tres horas y media, atestiguamos la vida de  Frank «The Irishman» Sheeran, interpretado por Robert De Niro, de soldado a asesino a sueldo, pasando por camionero. De aquí se desprenden dos de las discusiones acerca de esta película, su duración y su «elogio» a la violencia.

La duración pasa la prueba con creces, ni un solo minuto está de más, no le sobra una escena y todo construye sobre la historia, lo difícil en realidad, es no querer ver más.

En cuanto a la representación de la violencia, sucede exactamente lo mismo, podría haber muchas formas de contar la historia de un asesino a sueldo que trabajaba para las mafias, incluida la política, no puedo imaginar una mejor que esta.

Otro tema en discusión fue la tecnología requerida para hacer a lucir más jóvenes a los actores, debido a que la historia sucede en distintas épocas, una solución simple hubiera sido utilizar un cast diferente para cada etapa, pero Scorsese espero a que la tecnología fuera lo suficientemente avanzada para que el proceso de rejuvenecimiento digital fuera creíble, y técnicamente se logra, pero actoralmente resulta insuperable.

Lo que nos lleva al siguiente punto que termina de redondear la película, las actuaciones, empezando por el protagonista Robert De Niro que construye un personaje a base de micro gestos que solo refuerzan la contención del personaje, en contraste con Al Pacino explota en expresividad en cada aparición en pantalla, el balance se alcanza con Joe Pesci rescatado del retiro para esta épica, en la que alcanza tonos actorales que nunca le habíamos visto, es capaz de congelarnos con una sola mirada.

Muchas otros aspectos se suman a la cinta, la fotografía, la edición, el sonido, la música, etc., pero sin duda todo encaja y funciona debido a la dirección que solo Martin Scorsese podía lograr.

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