¿Cómo lidiar con un evento traumático? ¿Cómo víctima? ¿Cómo heroína? Como mujer.
Ella se encuentra a la cabecera, como se espera de una buena anfitriona, la cena navideña está lista y servida, pero el banquete no está en la mesa sino alrededor de ella; su madre junto a su prometido bastante menor, su ex marido con su nueva novia, también bastante menor, su hijo acompañado de su novia y el supuesto hijo de estos, su amante y esposo de su mejor amiga, su mejor amiga y por supuesto la vecina con su misterioso y atractivo esposo banquero.
Ella es el epicentro, todos se deben a Ella y Ella lo sabe. El título de la cinta adquiere un sentido y potencial únicos cuando conocemos a Michèle Leblanc, la protagonista encarnada por la magistral Isabelle Huppert.
Múltiples dimensiones dan forma a esta mujer, como podemos ver en la citada escena, pero también es la exitosa empresaria dueña de un estudio que desarrolla videojuegos, también es el resultado de una infancia traumática, también es la víctima de una violación, lo que detona los cambios en su vida.
Y es precisamente cómo se enfrenta a esos cambios, lo que pone a esta cinta en lo que la actriz llamó una era post feminista.
La película es provocadora, perversa y retorcida, pero nada es gratuito cuando el director es Paul Verhoeven, Showgirls (1995), Bajos Instintos (1992), que entrega una historia tan oscura como interesante y sólida.