Las palabras no hacen falta cuando la belleza sobra.
Que no les engañe la sencillez, La Tortuga Roja es económica en sus recursos, pero de una riqueza inigualable en su contenido y profundidad.
Se le pueden dar muchas interpretaciones, incluso filosóficas, a este impresionante trabajo del director Michel Dudok de Wit, pero hay algo que no se puede negar, es una experiencia absolutamente hermosa.
La primera producción de Studio Ghibli fuera de Japón, cuenta la historia de un náufrago y su encuentro con la enorme tortuga roja que se convierte en su destino.
Conmueve en más de una forma, ya sea por sus escenas deslumbrantes, grandes obras plásticas plasmadas con maestría en la pantalla, por sus silencios tan cargados de sentido o por la perfecta música a cargo de Laurent Perez del Mar.
Una oda a la libertad y a los encuentros que le dan sentido a la vida, pero en especial a ese cine que persigue la creación y la belleza.