Te Prometo Anarquía

Te Prometo Anarquía

Retrato de una generación sin sueños. 

Se han dejado ver en la ciudad, han aparecido en casi todas las colonias, principalmente en los improvisados skate parks que han surgido de la noche a la mañana como por generación espontánea, se trasladan al ritmo de sus rimas, no tienen afiliaciones ni colores, si acaso los de la sociedad indiferente y el aerosol, son los vampiros citadinos, los skaters, la generación sin sueños.

En una especie de Neorrealismo mexicano, el director Julio Hernández Cordón trata de entender a esta generación que parece sin rumbo y sin motivación, impregnada por el crimen y la mona.

La Ciudad de México es a la vez personaje y escenario, un marco de concreto y contrastes que embona a la perfección con la historia de Miguel y Johnny, al mismo tiempo amigos y amantes, que atraviesan el complicado camino a la vida adulta sin ninguna esperanza en el futuro.

Los actores, no profesionales, hacen un trabajo destacado, lo mismo que la fotografía bien lograda y banda sonora bien curada, lo que contrasta con un guión fuerte e impactante por momentos, pero flojo y sin lógica hacia el final.

Emparentada con películas generacionales como “Y tu mamá también” o “Los Güeros”, le falta la frescura de la primera y la originalidad de la segunda, lo que crea una sensación de que algo le falta y le sobra mucho.

“Te Prometo Anarquía” podría haber sido la película que abanderará a una generación, pero queda a deber.

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