Emilio Fernández Romo, “El Indio” que se hizo leyenda

Emilio Fernández Romo, “El Indio” que se hizo leyenda

A 30 años de su muerte, recordamos al director y actor que le dio una identidad al cine mexicano.

Si la época de oro del cine nacional tuviera rostro, sería el de Emilio “El Indio” Fernández, un rostro adusto, cuya mirada penetrante había pasado por la revolución y desvestido a mil mujeres, el rostro de un hombre que se encargó de hacer de sí mismo una leyenda, pero que también puso en el mapa del cine mundial a México.

Sus inicios en el cine son inciertos y salpicados de declaraciones con las que empezó a crearse el mito alrededor del director, pero lo cierto es que su paso por Hollywood y la película “¡Que Viva México!” del director ruso Sergie Eisenstein, lo inspiraron a crear un estilo por el que será recordado siempre.

Se dio a conocer en los incipientes años del cine sonoro, primero como actor y después también como guionista, pero fue en el año de 1941 cuando debuta como director con “La Isla de la Pasión”, de la que también fue guionista.

Inspirado por los grandes movimientos artísticos de la época, encabezados por los muralistas Diego Rivera y José Clemente Orozco, y aliado a un equipo de trabajo que incluía al cinematógrafo Gabriel Figueroa, al guionista Mauricio Magdaleno, a la editora Gloria Shoemann y por supuesto a los actores Dolores del Río, Pedro Armendáriz, María Félix y Columba Dominguez, creo una estética única y particular que sería el sello distintivo del cine nacional en los festivales internacionales como Cannes y Berlín, donde obtuvo los reconocimientos más importantes.

Combatió en la Revolución Mexicana, enseñó a bailar a Rodolfo Valentino, su cuerpo desnudo sirvió de modelo para la estatuilla del Óscar, disparo a un técnico sólo por haber tosido durante un rodaje, mujeriego y homofóbico, todos son datos, algunos ciertos, otros rumores, que alimentaron y dieron forma a la leyenda del director más emblemático de una época.

Aferrarse a su estilo y temas fue su fortaleza, pero también su más grande debilidad cuando los tiempos y las audiencias habían cambiado y exigían dejar atrás los temas indigenistas, para dar paso a la modernidad a la que al país le urgía entrar, dejando atrás la imagen del macho de cantina que desenfundaba sus pistolas a la más mínima provocación.

 

Déjanos un comentario

AlphaOmega Captcha Classica  –  Enter Security Code
     
 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.